Del mar al escaparate, o cómo reutilizar el plástico que amenaza la vida marina

Desde que los plásticos empezaron a formar parte de nuestra vida, haciéndola más cómoda y segura, el reciclaje de los millones de objetos y envoltorios fabricados con este material se ha convertido en una preocupación creciente. La concienciación existente sobre sus efectos perniciosos en el medio ambiente ha llevado a las autoridades a poner límites a la comercialización de bolsas en supermercados, o a prohibir la venta de pajitas, platos y vasos de plástico. Sin embargo, la irrupción de la Covid-19 ha tenido como uno de los principales daños colaterales el uso abusivo de este material tanto en los hospitales como en los hogares y en las grandes superficies comerciales.
No conviene olvidar que a mayor plástico en circulación, más posibilidades de que una parte termine contaminando mares y océanos. La visión de enormes islas de plástico formadas por todo tipo de residuos agrupados debido a la acción de las corrientes y los grandes giros oceánicos, es una de esas imágenes que llaman a tomar conciencia sobre la gravedad de la situación. La mayor de las cinco grandes islas de basura está situada en el Océano Pacífico, entre California y el archipiélago de Hawai, con una extensión que duplica la de Francia. Más complicado de cuantificar es el número de especies marinas que mueren como consecuencia de la ingesta de plásticos y microplásticos.

La dimensión del problema ha llevado a muchas empresas a elaborar artículos a partir de plástico reciclado que transforman ellas mismas o con la colaboración con ONGs y organizaciones conservacionistas. He aquí algunos ejemplos de esas iniciativas que quieren ayudar a limpiar los mares.

Ropa de deporte
Compañías como Ternua cuentan con una extensa colección de prendas de abrigo y ropa técnica elaboradas a partir de plástico procedente del mar y redes de pesca recicladas. El logo de Commitment identifica los artículos confeccionados con estos materiales.

Correas de reloj
La marca anglo-suiza Christopher Ward vende relojes que pueden adquirirse con correas #tide, fabricadas con plástico recuperado del mar de Andaman, en el Golfo de Tailandia. Los objetos que recogen miembros de la etnia Moken son tratados en la Universidad Suiza de Ciencias Aplicadas, mediante un proceso libre de carbono que da lugar a las correas textiles de poliéster que visten las muñecas de los clientes más comprometidos de la firma.

Gafas de sol
Otro de los complementos más utilizados tampoco está reñido con la sostenibilidad. Sea2see, empresa italiana con sede en Barcelona, transforma redes de pesca y cabos en un material resistente para fabricar gafas de sol. Las comunidades pesqueras depositan redes abandonadas, cuerdas y plásticos en más de 100 contenedores repartidos por 20 puertos españoles, con el resultado de una tonelada reciclada cada tres días.

Mochilas
Ecoalf también se ha especializado en dar una segunda vida a redes de pesca y botellas de plástico, entre otros objetos. Las redes son transformadas en nylon y los envases, en fibra de poliéster que utilizan para fabricar sus productos. Hasta ahora, han reciclado más de 250 millones de botellas en el marco de unos compromisos más amplios que incluyen el tratamiento de neumáticos, residuos de café o la apuesta por lana reciclada como alternativa a la tradicional.