“Hay pescado para muchos años, pero pocos jóvenes quieren venir a la mar”

Igor Eguren Asteinza tiene 52 años y lleva más de media vida en la mar. Natural de Bermeo, su familia siempre ha estado relacionada con la pesca de bajura y de arrastre, por eso para él fue una decisión casi ‘natural’ comenzar a trabajar a los 19 años en un atunero. “Me dedico a esto porque quería ser patrón de pesca como lo fue mi atxitxe Gumer Asteinza”, recuerda hoy, Día Mundial del Pescador, desde algún punto del Pacífico en el que ahora mismo se encuentra en plena campaña.

Más de 30 años después de convertirse en capitán de pesca y embarcarse en la pesca de altura, Igor sigue disfrutando de su profesión. . Aquí en el Pacífico las rutas son largas, el día se hace muy monótono, pero aún así buscas lo que sea para poder estar entretenido mientras llegas a la zona de pesca y, después, a disfrutar de la pesca, que es muy bonito”.

“Nuestro día a día es poder pescar lo que más puedas y de la mejor calidad posible para el armador”

A ello hay que añadirle que a su juicio, es una profesión “que está valorada en todos los aspectos de comodidad, dietas, trato… Cada día los barcos están mejor preparados. Y en cuanto al tiempo de campaña, para mi está perfecto, se descansa muy bien los 4 meses de vacaciones”, admite. Claro, que la moneda tiene dos caras, “lo más difícil es llevar la distancia con la familia y el tiempo de la campaña, que tras años de mar se hace cada día más duro y largo”. Una realidad que también toca muy de cerca a sus familias, que tal y como admite Igor, lo llevan “muy mal”. “Ellos ya saben lo que hay desde que empecé, pero siempre hay tristeza a la hora de marchar. Pero aún así seguimos con fe y fuerza hasta que el cuerpo aguante”.

Y el futuro, ¿cómo lo ves? “En cuanto a la pesca, yo lo veo bien; hay pescado para muchos, muchos años. Lo que no veo es relevo, ya pocos jóvenes quieren venir a la mar, y eso que esta bien remunerado”, concluye.